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Adiós a Carlos Flores Sierra, el gran conocedor del jazz - Jaime Andrés Monsalve



Perfil del gestor cultural, diplomático y melómano, máxima autoridad en materia de jazz en Colombia, que falleció en las últimas horas.

Escuchar a Carlos Flores Sierra en una conferencia o en sus espacios televisivos para Señal Colombia siempre representaba un hallazgo para el espíritu. Lejano ya del simple nivel de la anécdota o de la historia creada a partir de fechas, cada intervención del intelectual barranquillero en torno a la música que tanto lo apasionó vinculaba saberes provenientes de la literatura, de otras disciplinas sonoras, de la filosofía, la danza, la poesía y las artes plásticas.

A sus 91 años, el hombre que llevó los saberes del jazz hasta todos los hogares colombianos a través de su legendaria serie de televisión Jazz Studio y de diferentes ciclos radiales, falleció en Bogotá. Con él se va el máximo conocedor del género sincopado en el país, una verdadera referencia en la materia.

Carlos Flores Sierra había nacido en 1925 en Barranquilla, donde realizó estudos de música a temprana edad movido por los sonidos de la banda del pueblo, los pregones de los vendedores y los pájaros. Un día su bisabuelo llevó un disco de ragtime a casa, y desde ahi se inició su conexión con el jazz.

El resto de su vida lo ocupó en emprendimientos culturales y en explorar el jazz y su relación con las demás manifestaciones artísticas. Fue agregado cultural y cónsul colombiano en Rumania durante el gobierno de López Michelsen, y durante esos años publicó su novela "La crisis", que fue editada en rumanoantes que en español.

En 1984 fundó la revista Olas, que alcanzó a lanzar ocho números hasta 1987, y en la que colaboraban Mónica Gontovnik, Miguel Iriarte, Marco Schwartz, Álvaro Suescún y Laurian Puerta. Tiempo después emprendería la labor de explorar todo el jazz en conferencias y programas radiales y de TV. El más importante de ellos sin duda fue Jazz Studio, que recurría al robusto banco de imágenes que Flores Sierra fue atesorando y cuya cortinilla de presentación era el tema "Boogie Stop Shuffle", de Charles Mingus.

Otro de los atractivos del programa provenía de las pinturas de jazz y jazzistas realizadas por su esposa, la artista plástica Claudia Ruiz. Mientras, impartía conferencias en diferentes ciudades del país y emprendía iniciativas como la de aquellos cinco fines de semana en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán entre agosto y septiembre de 2000, en los que presentó a grandes mujeres del jazz. El tema de lo femenino en el género fue un asunto que siempre le apasionó, así como la música en la obra de Gabriel García Márquez y el jazz en los clásicos recientes de la literatura.

Amigo personal de grandes músicos como Frank Wess, Toshiko Akiyosi, Lew Tabackin y Arturo Sandoval, Carlos Flores Sierra hizo de la amistad un culto, gracias a su muy aguzado sentido del humor y a su generosidad a toda prueba. Quienes tuvieron la fortuna de tratarlo de cerca en sus cuarteles de invierno en la población de Guasca lo extrañarán, de la misma manera en que los televidentes y melómanos del paía jamás olvidarán el cierre de Jazz Studio y su lacónico "hasta la próxima".

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