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Elías Lopés: Artífice de un fecundo cancionero salsero - Hiram Guadalupe-Pérez





El nombre de Elías Lopés García está en la lista de músicos y directores más productivos de nuestra historia cultural, con una trayectoria perpetua que yace impresa en más de 1,600 producciones discográficas, en su mayoría salseras.
Natural del pueblo de Guayama, donde nació el 7 de febrero de 1945, se fascinó con la música popular deleitándose de niño con el trabajo de la orquesta de César Concepción, la que escuchaba en la radio y de la que aún recuerda su atracción por el sonido de las trompetas. En cambio, no fue hasta que vivió la experiencia de estar frente a un trompetista, observándolo manipular su instrumento en ejercicios de calentamiento, que descifró sus deseos de convertirse en músico.
“Una vez la Orquesta Panamericana fue a tocar a Guayama y me sorprendió cuando vi a “Coamito” (Carlos Luis Martínez) tocar la trompeta. Ese día fue impactante, porque era la primera vez que veía un músico frente a mí. Desde entonces, mi familia se dio cuenta de mi ilusión y una tía me regaló una trompeta”, narró el artista.
Apenas había cumplido nueve años de edad cuando Elías Lópes se mudó a San Juan junto a su familia, momento que aprovechó para inquirirles a sus padres sobre sus deseos de estudiar en la Escuela Libre de Música. Allí comenzó a familiarizarse con las técnicas y formas musicales que en poco tiempo lo fueron convirtiendo en un adolescente prodigioso, ganándose el aval de los principales directores de orquestas de la época.


Mas fue en el año 1958 que el entusiasta trompetista tuvo su primera experiencia profesional, la que logró con el grupo Chacón y su Combo, muy reconocido entonces entre el ambiente artístico santurcino.
Poco después, cuando tenía 14 años de edad, fue reclutado para participar de la orquesta de Luis Morales, que solía presentarse en el famosos restaurante El Esquife, ubicado en el sector de Villa Palmeras, en Santurce.
Meses más tarde fue convidado a integrar la orquesta de Charles Miner, una banda que se destacó por su participación en los famosos bailes de casino que se desarrollaban en todos los pueblos de la Isla, a los que se añadían la bonanza de las fiestas de los clubes privados. Esa experiencia nutrió al joven y avezado instrumentista, que para entonces contaba con 15 años de edad, en métodos y técnicas musicales, al tiempo que le permitió pulirse en la práctica y ejecución de su instrumento.
Pese a su corta edad, Elías Lopés había logrado acumular una experiencia artística que presagiaba la presencia de una figura prometedora para el desarrollo de nuestra música popular, por lo que las ofertas de trabajo nunca le faltaron.
En plena adolescencia figuró por un año en la agrupación de Moncho Usera, prominente músico y arreglista y una de las personalidades más distinguidas del pentagrama rítmico nacional de los años 50.
Con Moncho Usera trabajó cerca de un año en el hotel San Juan, donde también compartió escena con la orquesta de Charlie Fisk durante la celebración de los “shows business” que solían presentarse en la Isla. De esa manera tuvo la oportunidad de acompañar a figuras de la canción norteamericana como Nat King Cole, Marlene Dietrich, Nancy Wilson, Tom Jones y Sammy Davis, Jr. entre otros.


Su pasaporte a las “grandes ligas”
A sus 16 años de edad tuvo la oportunidad de medir su talento en una de las principales bandas del país, la orquesta de Mario Ortiz, la que considera su experiencia más importante.
“Mario Ortiz era un músico fuera de serie, con unas capacidades extraordinarias, un hombre autodidacta, de asombroso talento musical. Él lo tenía todo claro, sabía bien qué y cómo se hacía música. Fue el músico que más me impactó en mi vida”, comentó.
Es precisamente junto a la orquesta de Mario Ortiz que Elías Lopés logró sus primero arreglos musicales y trabajó sus primeras producciones discográficas: “On the road” (1963) y “The Swingest Mario Ortiz” (1964), con las que inició el registro de su trayectoria artística.
Al mismo tiempo, ingresó en el Conservatorio de Música donde estudió con el profesor Cristopher Leuba y se destacó como primera trompeta de la Orquesta Sinfónica de Estudiantes del Conservatorio. También, y esporádicamente, solía presentarse como músico de la Sonora Boricua, acompañando a Myrta Silva en sus presentaciones en WAPA Televisión.
La experiencia musical junto a Mario Ortiz concluyó poco después de la su segunda grabación, cuando el joven artista aceptó la oferta del experimentado pianista Rafael Ithier para formar parte de El Gran Combo de Puerto Rico. Antes de eso, los cantantes Andy Montañez y Pellín Rodríguez habían intentado seducir a sus padres contándoles del trabajo musical que venía desarrollando el grupo y de la necesidad que tenían de contar con el talento de su vástago.
Los acercamientos habían sido infructuosos porque, según narra Elías Lopés, “mi papá se oponía porque yo era joven, estaba estudiando y él estaba prejuiciado por los titulares que se leían de las andanzas de (Rafael) Cortijo e Ismael (Rivera). Además, Mario Ortiz era muy importante en mi vida y con mi carrera profesional que no había pensamiento para nada más”. Al final, Elías Lopés aceptó la oferta.
Fue el día 5 de abril de 1964 cuando Elías Lopés, con 19 años de edad, ingresó a la artillería de El Gran Combo de Puerto Rico, entonces una agrupación musical joven que vaticinaba colocarse como la más portentosa banda de la década, sólo comparable con su predecesor El Combo de Rafael Cortijo.
Para entonces, el grupo había logrado calar un espacio digno en el ambiente musical y contaba con varias producciones discográficas que sostenían la presencia de la orquesta, destacada por la musicalidad y el trabajo vocal de Andy Montañez y Pellín Rodríguez.
Elías López, que traía consigo un curriculum imponente para su corta experiencia profesional, llegó a la orquesta para sustituir a Quito Vélez, quien fungió como arreglista y primera trompeta. En cambio, el desempeño principal del joven sería como instrumentista, una oportunidad que le permitió medir su talento, una vez más, al lado de músicos de probada experiencia y veteranía.
Junto a El Gran Combo logró, además, su primera experiencia internacional, que le permitió familiarizarse con las tendencias musicales de moda, las que en poco tiempo lo llevarían a explorar nuevas formas rítmicas que pondría a prueba en el grupo. Luego de haber trabajado en cerca de siete discos con El Gran Combo, Elías Lopés se lanzó a probar su primera innovación: la introducción del boogaloo.

En esta ocasión, narró el trompetista, se trató de emular el trabajo que hábilmente había desarrollado Pete Rodríguez en Nueva York, tomando las frases musicales de moda en el ambiente musical anglosajón y fusionándolas con el ritmo latino, una fórmula que había calado con fuerza entre la juventud de la época.
“Era necesario probar con esas tendencias y el primer número que arreglé en esa línea fue una guajira que llevó Pellín Rodríguez y a la que le añadí los coros y la armonicé de forma que se pudieran destacar las improvisaciones. Al comienzo Rafa (Ithier) no quería experimentar, pero cuando las escuchó siguió trabajándolas y grabamos dos discos completos de ese ritmo”, aseguró el trompetista, quien fue responsable de los éxitos “Shake it Baby” y “Boogaloo del Gran Combo”.
Antes de la era del boogaloo, Elías Lopés había incluido en el listado musical de la orquesta varios temas de mambo jazz instrumental que, además de darle un toque distinto al repertorio, permitía un espacio de descanso para los vocalistas Andy Montañez y Pellín Rodríguez porque, aseguró, “trabajábamos todos los días en la radio y había que darle un oxígeno al grupo y a los muchachos”.
El experimento de Los Megatones
Ávido de la experimentación e innovación sonora, Elías Lopés no descansó en buscar y absorber nuevas propuestas musicales que pudieran nutrir el proyecto artístico que desarrollaba en la Isla. Así, una noche de 1964, de visita en Nueva York con El Gran Combo, presenció un espectáculo en el afamado club El Palledium, donde los trombonistas Barry Rogers y José Rodríguez “hicieron barbaridades con el trombón”.
“Quedé impactado con el trabajo de esos músicos y me pregunté por qué ese instrumento (el trombón) no estaba ranqueado en el país y únicamente se usaba en las bandas Municipales, más allá de lo que había logrado hacer Mon Rivera para acompañar sus trabalenguas”, dijo.
De esa manera, surgió por iniciativa de Roberto Roena, en unión a la Fania, la orquesta de Los Megatones que solía presentarse en un club de Miramar las noches en que El Gran Combo no trabajaba. En este junte cantó Camilo Azuquita, con Andy Montañez y Pellín Rodríguez en los coros. La parte armónica la dominó la presencia de dos trombones, a cargo de Tito Sepúlveda y Cuchón Nuñez, en combinación con dos trompetas y dos saxofones.
Aun cuando este proyecto musical no trascendió, sirvió para que Elías Lopés fuese organizando con más solidez la idea de su propuesta sonora, que, señala, iba a tono con la experiencia musical exitosa que habían desarrollado en Estados Unidos grupos vanguardistas como Blood Sweat and Tears y Chicago, quienes incluían en sus patrones rítmicos la combinación de los trombones, las trompetas y el saxofón.
El punto culminante de su innovación desembocó en la creación del grupo Apollo Sound junto a su colega Roberto Roena, luego de haber abandonado El Gran Combo el 9 de septiembre de 1969, atribuyendo a su partida sus aspiraciones para desarrollarse como arreglista y director musical.








Intrépido innovador musical
En 1969, un ambiciosos y entusiasta Elías Lopés decidió emprender una nueva etapa en su carrera artística articulando un proyecto sonoro que le imprimió un toque moderno a la salsa, matizando los estilos musicales hasta el momento dominantes con un formato armónico diferente.
La idea, iniciativa de su colega Roberto Roena, consistió en resaltar la fuerza del trombón en la base armónica del género, en combinación con dos trompetas y un saxofón tenor agrandando así el sonido del grupo a cuatro voces en eufonía abierta. Esta propuesta, que fue la secuela de la experiencia de Los Megatones, se concretizó en la creación del Apollo Sound.
“Con el Apollo Sound buscaba imponer una nueva combinación en la salsa. Hasta el momento las estructuras musicales eran las sonoras, el estilo de trompeta y saxofones y las grandes bandas como la Panamericana, que tenía cuatro trompetas y cuatro saxofones, mientras insistí en que el trombón necesitaba tener su propio espacio”, comentó.
En sus inicios, la agrupación contó con la asistencia de Reynaldo Jorge, Al Abreu, Mario Cora, Lin Torres, Fredy Miranda, Ray Coen, Celso Clemente, Quique Talavera, Gole Fernández y Piro Mantilla. La irrupción al mercado musical del Apollo Sound tuvo un efecto espectacular que llegó a provocar cierto colapso en las bandas vigentes hasta entonces, aunque no por mucho tiempo.
Su primer escenario lo hallaron en el Siboney Lounge del hotel Ponce de León (hoy Condado Plaza), donde permanecieron trabajando en una temporada intensa de más de tres meses, todas las noches. Elías Lopés permaneció tres años como integrante de la orquesta, aunque nunca se ha apartado del todo del trabajo del grupo.
“Siempre me he mantenido vinculado a Roberto, con quien me une una gran amistad. Además, le agradezco toda la vida que fue él quien me recomendó con insistencia para que me reclutaran en El Gran Combo”, confesó.
A su salida del Apollo Sound, el músico se fue a trabajar con la recién creada orquesta de Quique Talavera, junto a Ray Coen, en un proyecto que amenizó las noches en los hoteles más prestigiosos del país y en el que se mantuvo por cerca de 20 años, aunque en el ínterin hizo trabajos musicales para Tommy Olivencia, Bobby Valentín y hasta creó su propia orquesta, el 1 de noviembre de 1979.
El debut de su banda lo logró en “El show del mediodía” de WAPA televisión, y estuvo acompañado de una batería de músicos de primer orden, al estilo big band, y por la que pasaron los vocalistas Keny Cruz, Ramón Saldaña, Gini Cruz, Lefti Pérez y Junior Toledo. Con su orquesta hizo los discos “El más delicioso manjar” (1979), “Elías Lopés y Co.” (1980), “Homenaje a los soneros” (1982) y “Bailable y variado” (1983).
En 1982 se lanzó a la dirección del reencuentro de los viejos integrantes de El Gran Combo en El Combo del Ayer, una idea de Johnny El Bravo que rememoró la historia musical de las primeras andanzas del grupo. Al mismo tiempo, armó un proyecto musical con el que viajó alrededor de las universidades del país realizando presentaciones al estilo de la famosa banda norteamericana de Bill Chase. En este proyecto solía acompañarse de las voces de Gilberto Santa Rosa, Piro Mantilla, Norman Casiano y Ramón Saldaña.



El veterano músico volvió a innovar con el proyecto de Trompetas con Trovadores, fundado en 1986, y que provocó una armonización diferente en la interpretación de nuestra música jíbara, con la incursión de las trompetas y sin alterar la presencia del sonido distintivo del cuatro.

Defensor de la identidad sonora de la salsa
Con más de medio siglo de trabajo musical, Elías Lopés siempre mantuvo una consistencia sólida como miembro del grupo selecto de salseros que han sabido imprimir a sus trabajos un sonido con identidad y distinción.
Más allá de su destacada participación en las orquestas de Moncho Usera, Mario Ortiz, El Gran Combo y el Apollo Sound, su larga trayectoria también ha quedado marcada en los trabajos realizados junto a la orquesta La Grande, Johnny El Bravo, la Sonora Boricua y proyectos especiales que ha labrado junto a figuras como la Sonora Ponceña y Celia Cruz (“La ceiba”: 1977), Andy Montañez (“Una dimensión desconocida”: 1978) y la Puerto Rico All Stars.
Una de sus comparecencias más relevantes fue junto a la Fania All Stars en el proyecto “Habana Jam”, realizado en La Habana, Cuba, en marzo de 1979, mediante el que se unió el mejor talento de la música caribeña dentro y fuera de la mayor de las Antillas.
En ese mismo encuentro cultural, Elías Lopés trabajó como integrante del junte de músicos norteamericanos CBS All Stars, que reunió a un cónclave de las figuras más prominentes del sonido anglosajón y el jazz.
Entre sus haberes también se destaca su aporte a la internacionalización de la salsa, sobre todo con el proyecto desarrollado a principio de los años 80 en Chile, con el que se abrió el paso para la incursión del género entre esa población sudamericana.
En aquella ocasión, el veterano trompetista trabajó por espacio de dos años dirigiendo la banda del programa de variedades más importantes del país, “Don Francisco”, conducido por Mario Kreutzberger, y por el que desfilaron salseros como Lefti Pérez, Adalberto Santiago, Ismael Quintana, Ismael Miranda y Tito Allen.
Definido como conservador en el aspecto musical, Elías Lopés ha procurado establecer siempre un sello distintivo en sus trabajos, sin recurrir a frases ni armonías atrevidas y salvando la diferencia en los timbres, tesitura y musicalidad de los instrumentos.


Asimismo, ha sabido innovar los sonidos y ritmos, como ocurrió con la incursión del trombón en el patrón armónico de la salsa a finales de los años 60 y la introducción de los instrumentos de cuerda en un tema salsero, como ocurrió con la canción “Progreso”, grabada por el Apollo Sound.
Entre sus últimos trabajos destaca la dirección del junte “Viva la salsa”, que hace unos años reunió a un grupo selecto de vocalistas y músicos para recrear los grandes éxitos de la época gloriosa del género.
Publicado en el libro “Historia de la Salsa” de Hiram Guadalupe Pérez (Ed. Primera Hora, 2005). Foto de El Vocero.

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