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Celio González, el Flaco de Oro que tuvo la Sonora Matancera



Martes 19 de octubre del 2004
Redactor | Rafael Veintimilla Aragundi

La Sonora Matancera durante sus 80 años de existencia siempre se caracterizó por enrolar a legendarios cantantes. Uno de ellos fue Celio González Asencio, quien falleció a las 04h40 del domingo pasado por una afección cardiopulmonar en una clínica de México, la patria que lo acogió hace 45 años. Se fue a los 80 años, la misma edad que la Sonora Matancera, aquella inmortal orquesta cubana creada el 12 de enero de 1924 en Matanzas.

Una de sus últimas apariciones públicas fue en agosto del 2003 para asistir a una misa en homenaje póstumo a Celia Cruz, su ex compañera en la Sonora Matancera, fallecida el 16 de julio de aquel año.

Nacido 17 días después que la Sonora Matancera, pero en Camajuaní, de la entonces provincia cubana Santa Clara, Celio González podía pasar de un bolero a una guaracha o cualquier otro ritmo tropical.

Pero la interpretación de los boleros fue lo que inmortalizó al llamado también Flaco de Oro o Satanás de Cuba.

Y la prueba de aquello se la puede escuchar a través de los viejos discos de vinilo, con empaque grueso de cartón, esos de la década del 50, que nuestros padres y abuelos solían tener. De esos discos, la voz de Celio González cantará estribillos como “Total/ si no tengo tus besos/ no me muero por eso/ yo ya estoy cansado de tanto besar...”, de la canción Total o “Amor sin esperanzas ese es el mío/ malaya sea mi suerte con tu amor/ donde vives, donde has ido/ donde fuiste a jugar con este amor/ si te llamo, no respondes/ si te busco, nunca te puedo encontrar...”, de la canción Amor sin esperanzas.

La época dorada de su trayectoria musical la compartió con el Inquieto Anacobero o El Jefe; el barranquillero Nelson Pinedo, El Almirante del ritmo; la cubana Celia Cruz, la Reina de la guaracha; el mendocino Leo Marini, La Voz que acaricia, Alberto Beltrán, el Negrito del Batey, entre otras leyendas, dentro de la leyenda de la Sonora Matancera, a la que González ingresó en 1955.

Al igual que ellos, el Flaco de Oro inmortalizó otras canciones como Besito de coco (de Ismael Rivera, el Sonero Mayor), Quémame los ojos, Vendaval sin rumbo. Madre rumba, Guachupita, Oye mima, En los jardines, La equivocada.
También interpretó melodías como Intruso corazón, Guíllate No me engañes más, Mi súplicao Yo soy el son cubano.

Celio González visitó Guayaquil en algunas oportunidades con la Sonora Matancera. Una de ellas ocurrió el 6 de octubre de 1976, como parte de las Bodas de Oro (50 años) de creación de la banda, cuya celebración había empezado dos años antes, en 1974.

Aunque nació con tres dedos en sus manos y pies, provocado por una enfermedad congénita llamada focolemia, ese defecto físico no impidió abrirse campo en la música con la Sonora Matancera. De hecho, esta no fue su primera orquesta porque a los 17 años ya integraba la de Joaquín Mendive, en Camagüey, de su Cuba natal. También pasó por el conjunto Camacho, el Casino y Luis Santí y los Jóvenes del Cayo.

Fue la compañía disquera Odeón la responsable de la residencia definitiva del Flaco de Oro, en México. Por un contrato con esa empresa, González dejó su natal Cuba en 1959.

En esta nueva etapa de su trayectoria, el ahora extinto cantante de la Sonora Matancera (que durante 80 años tuvo a otros 45 vocalistas de 9 nacionalidades) actuó en radio, televisión, teatro y centros nocturnos.

Durante su carrera, Celio González también colaboró con otros músicos como Chico O’Farrill, Tito Puente, Arsenio Niño Rivera, Johnny Pacheco, entre otros.

González también se caracterizó por su frontalidad. Después de la muerte, en mayo del 2001, de Rogelio Martínez, ex director de la Sonora Matancera, González reveló ese año en una entrevista para el portal americasalsa.com que a él no le pagaba lo que le correspondía.

“...No le agradezco nada, porque se quedó con todo mi dinero, yo no cobré regalías de ninguno de los éxitos que grabé de la Sonora... creo que una vez cogí 16 pesos y eso le tocó a todo el mundo, parejo. Rogelio Martínez fue peor que un policía de tráfico de aquí”.

Así fue la vida del Flaco de Oro, el Satanás de Cuba o simplemente Celio González, el vantante, el bolerista, el guarachero, una leyenda dentro de la leyenda de la Sonora Matancera.
Notas
Su sepelio
Celio González fue velado en una funeraria del sur de la ciudad de México y ayer fue sepultado en Mausoleos del Ángel, dijo Laura Jiménez, su ahora viuda, quien colaboró en su juventud con las Hermanas Esqueda. González sufría desde abril pasado de un fallo intestinal, que el domingo pasado le provocó la dolencia cardiopulmonar.

Su familia
Además de su esposa Laura, Celio González también dejó a Lázaro, quien es músico percusionista y trabaja al lado de la cantante Angélica Vale, así como otros dos hijos de su primer matrimonio. También le sobreviven Celio y Lisa, hijos de un matrimonio anterior.

En el cine
Entre las cintas en las que el Flaco de Oro intervino constan: Camino al infierno , En Cuba y la Sonora Matancera y Modelo Antiguo . Este último filme participó con la mexicana Silvia Pinal. Poco antes de morir, Celio González analizaba la posibilidad de actuar en otra película, producida por María Antonieta Prado.

Los inicios
Antes de cumplir los 17 años, participó en La Corte Suprema del Arte en Sancti Spiritus, donde ocupó el segundo lugar. Su primer éxito con la Sonora Matancera fue Quémame los ojos, en 1955.

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